El deterioro de la salud mental en Chile

Por Grisselle Marín Muñoz, Directora Carrera de Psicología. Universidad Santo Tomás, Sede Arica

Cuando hablamos de salud mental, inevitablemente se nos viene a la mente la preocupación sobre la situación actual de nuestro país, la que se ha mantenido en el tiempo y de la cual se han visto cifras que muestran el deterioro de ésta al término de la pandemia. Se replanteó la labor del psicólogo/a respecto de cómo ayudaríamos a las personas sin poder reunirnos como acostumbrábamos: en un box.  Tuvimos que desarrollar nuevas modalidades de trabajo en la atención psicológica para adaptarnos a nuevos contextos, cada vez más demandantes de apoyo en salud mental, y aquí es donde tuvimos que intervenir (mejorando el uso de la tecnología) para ayudar a las personas a encontrar equilibrio consigo mismo y dentro de su entorno más cercano, sus familias, trabajos y estudios; mostrando una actitud ética con resultados eficaces, con mucho trabajo por hacer aun, pero con el compromiso que juramos al recibir nuestro título.

Sin duda, que la psicología tiene el potencial de contribuir a resolver problemas prácticamente en la totalidad del quehacer humano, lo que se evidencia en las 54 divisiones establecidas por American Psychological Association, y en las cuatro nuevas divisiones que están en estudio (APA, 2013). Desde aquí, nace la relevancia que cumple el/la psicólogo/a en la sociedad. Dentro de las distintas líneas de intervención y áreas de trabajo, siendo públicas o privadas, realizando un aporte directo al bienestar de la población, que no se dimensiona a nivel global, pero si desde lo personal o grupal.  Por señalar un ejemplo, en Chile, la percepción social del psicólogo tiende a ser la de psicoterapeuta en el área de la salud mental, ignorando sus significativos aportes en otras áreas (Banz, Septiembre 2002; García, Carrasco, Mendoza & Pérez, 2012).   De ahí nuestro desafío de relevar la importancia de las psicoterapias, psicodiagnósticos, evaluaciones, intervención educacional, peritajes, entre otras prestaciones; realizamos un trabajo minucioso, lento y en silencio. Esto nos entrega grandes satisfacciones al ver los avances emocionales de las personas que intervenimos y cómo esto va mejorando su calidad de vida.  Estamos aportando constantemente al cuidado y autocuidado, en todas las formas en que nos reinventamos para poder cumplir nuestra misión, principalmente para fortalecer la idea de bienestar tanto individual como en comunidad.

Frente a este tipo de riquezas personales y profesionales, que nutren nuestra vocación, es que no podemos dejar de enorgullecernos y comprometernos con la salud mental de nuestra sociedad.  El aporte que hacemos como Universidad mediante el Centro de Atención Psicológica CAPS (con más de 250 ingresos este año), programas y proyectos en coordinación con distintas instituciones, centros de salud y otros organismos, en conjunto con lo que cada Psicólogo/a UST realiza desde distintos entornos, es una verdadera y concreta ayuda a la comunidad en estos tiempos donde no solo nos ocupamos de adaptarnos a la “nueva normalidad”, sino de seguir colaborando y por supuesto promoviendo el autocuidado y la salud mental. Feliz día del Psicólogo/a.  

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